El crecimiento y desarrollo en la Cuenca de Río Sonora dependen del agua, cuya demanda excede su capacidad por sequías y contaminación.
Sonora, destacado por el cobre, sufrió en 2014 un derrame de 40,000 m³ de sulfato de cobre, dañando ecosistemas y afectando a 22,878 personas.
Tras el derrame de 2014, se encontraron siete elementos tóxicos (As, Cu, Mn, Ni, Pb, V, Zn) en 8 comunidades, destacando áreas de alta concentración.
La contaminación por partículas ha aumentado en ciudades por urbanización, industrialización y eventos climáticos, afectando la salud pública.